La arquitectura del marketing y del absurdo.

La arquitectura del marketing y del absurdo. Hoy nos hacemos eco de un artículo que publica la Gaceta y el que se describe un proyecto para construir unas torres en China, las torres Phoenix de 1000 metros de altura.

Vamos por partes, porque este proyecto no tiene desperdicio. Dejando a un lado la cuestión de la altura y ese afán de cada ciudad por conseguir el edificio más alto del mundo, lo que más llama la atención de este proyecto es la manera que tienen de venderlo sus promotores, nada más y nada menos que afirmando que estos edificios serán los purificadores del aire de la ciudad de Wuhan.

Las torres Phoenix en Wuhan (China), se venden como purificadoras del aire

Las torres Phoenix en Wuhan (China), se venden como purificadoras del aire

Definitivamente, vivimos en una sociedad bastante estúpida y parece que en los últimos tiempos el grado de estupidez va en aumento. Como no viví hace doscientos o trescientos años, no sé como éramos  entonces, pero creo hoy en día, y debido a la rapidez con la que nos comunicamos (aunque sea para transmitir tonterías) y a la facilidad con lo que lo hacemos, estamos muy cerca de llegar al absurdo, y, ¿por qué digo esto.?

Pues bien, analicemos el caso de las torres Phoenix y su supuesta purificación del aire.

La arquitectura del marketing y del absurdo.

1- La arquitectura siempre ha sido un escaparte del poder. Desde antiguo, todos los dirigentes, bien a título personal o amparados por un grupo  de poder de alguna ciudad, han buscado presumir a través de grandes obras de arquitectura. Se puede decir que un 50% de la arquitectura es respuesta al ego humano  y el otro 50% restante es respuesta a una necesidad social. Así pues, desde las pirámides, pasando por las grandes catedrales y terminando ahora en los grandes rascacielos, vemos una y otra vez como la arquitectura es una forma de presumir, vender una idea, manifestar el poder,  dirigir a la sociedad, etc...

2-Hasta hace poco tiempo lo que vendía era la altura. Hasta hace unos años, lo que de verdad vendía era la altura. Si una ciudad conseguía construir el rascacielos más alto del mundo, a los pocos días otra la superaba por unos pocos metros, aunque fuese gracias a un cable superpuesto en la punta. Hoy, la altura ya no vende. Ya sabemos que somos capaces de construir grandes edificios, pero ahora lo que nos maravilla es la tecnología de bolsillo: ser capaces de tener una video conferencia a miles de kilómetros en tiempo real o controlar un dron con nuestro móvil.

3-La arquitectura mueve mucho dinero. Construir es una actividad muy lucrativa a todos los niveles. De hecho, pocas actividades del hombre consiguen beneficios tan elevados como la construcción y lo mejor es que se trata de algo bastante sencillo y que todos podemos hacer. Si bien diseñar una aplicación para el móvil es algo más complicado de entender por la mayoría de nosotros, construir forma parte de nuestra naturaleza y por lo tanto nos desenvolvemos bastante bien en ese sector.

Por lo tanto, hay que seguir construyendo, aunque pasemos por periodos de crisis, siempre seguiremos construyendo de una otra forma. Y eso nos lleva a la siguiente reflexión

4-Hay que construir porque a determinados grupos de poder les interesa (bien por motivos económicos o por motivos políticos o de poder), por lo tanto, si la altura ya no vende, ¿cómo promocionamos nuestras nuevas construcciones? Pues muy sencillo,  busquemos otro gancho que emocione hoy a la sociedad, ya está: el medioambiente.

5-La cantidad de estúpidos proyectos que proliferan como setas vendiendo el medioambiente como idea llega a tal grado que si te paras a analizar cualquiera de ellos encuentras cosas a veces muy curiosas: por ejemplo, un complejo residencial con campo de golf en una zona árida que se vende como el gran espacio verde pulmón de toda la región, casas que se promocionan como responsables con el medioambiente pero que ocupan diez veces más que cualquier vivienda compacta haciendo un uso desproporcionado de un bien escaso como el suelo, etc,etc,etc… y hoy una muy divertida: Las torres que salvarán el planeta de la polución.

Así se titula el artículo publicado en la Gaceta, aunque queremos pensar que se trata más bien de un titular publicitario y no de una idea con fundamento. Si lees el artículo te quedas con la idea de que estas maravillosas torres aliviarán la contaminación de la ciudad de Wuhan, lo que no sabemos es cómo. Según la información que nos trasmiten lo harán gracias a:

-Jardines verticales. Nada menos viable que un jardín vertical en un edificio. Puede resultar muy bonito pero existen miles de alternativas más eficientes.

-Captador de agua de lluvia. Sin duda otra estúpida idea porque la superficie de captación de un rascacielos es bastante ridícula comparada con una superficie horizontal. Otra idea ineficiente

-Captador de sol y fuente de energía eólica. Este punto si puede ser viable, aunque al igual que los sistemas de biomasa, no se necesita un rascacielos para ser eficiente y sostenible.

Así pues, La arquitectura del marketing y del absurdo,  vuelve a aparecer para convencernos de la idoneidad de un proyecto que, como siempre, se trata de una operación especulativa que beneficia sólo a unos pocos.

La arquitectura del marketing y del absurdo.

Las torres Phoenix en Wuhan (China), se venden como purificadoras del aire